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Había una vez dos amigos, Juan y Pedro, que decidieron probar suerte en un equipo de fútbol por primera vez. Estaban emocionados pero también un poco nerviosos, ya que no conocían a nadie allí. Sin embargo, llevaron consigo su balón de fútbol y mucha energía.

Cuando llegaron al campo, vieron a muchos niños que también querían ser parte del equipo. Se miraron entre sí y se animaron mutuamente. Decidieron acercarse y presentarse. "¡Hola! Soy Juan", dijo el primero, mientras extendía la mano. "Y yo soy Pedro", agregó el otro.

El entrenador llegó y les dio la bienvenida. Les explicó que habría varias pruebas para seleccionar a los jugadores del equipo. Juan y Pedro estaban emocionados y listos para mostrar sus habilidades con el balón.

Cuando comenzaron las pruebas, Juan y Pedro se destacaron. Sus pases precisos y su velocidad impresionaron a todos. Los otros niños se dieron cuenta de que Juan y Pedro eran buenos jugadores y los animaron.

A medida que avanzaban las pruebas, Juan y Pedro también demostraron ser buenos compañeros de equipo. Se ayudaban mutuamente, celebraban los éxitos y se animaban en los momentos difíciles. Poco a poco, se hicieron amigos de todos los niños que estaban tratando de ingresar al equipo.

Finalmente, el entrenador anunció los nombres de los jugadores seleccionados. "¡Felicidades, Juan y Pedro! ¡Han sido elegidos para formar parte del equipo!", dijo con una sonrisa. Juan y Pedro se abrazaron y saltaron de alegría.

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